Cruzando variedades ricas en CBD

Primeros síntomas de hermafroditismo, 1.ª parte /

por Xos /

Este artículo estaba destinado a profundizar en los resultados que hemos obtenido cruzando variedades CBD-rich. Sin embargo, debido a ciertos inconvenientes, no sólo vamos a explicar lo que nos ha sucedido, sino que aprovecharemos la situación para hacer un parón en nuestro camino y comenzar de nuevo el trabajo de selección. Os explicamos por qué.

Hace cosa de dos años comenzamos a cruzar variedades ricas en CBD entre sí. Para no perjudicar a nadie diremos que seleccionamos un macho de una variedad regular que asegura arrojar altas cantidades de CBD en toda su descendencia. Seleccionamos este macho por su magnífica estructura y olor, esperando a los resultados del cruce para valorar si definitivamente era un ejemplar adecuado.

Este macho, al que llamaremos CBD α, fue cruzado con todo tipo de variedades: nuestra Big Bud CBD, CBD Critical Mass, Cannatonic, Juanita la Lagrimosa #1 y #2 e incluso con un ejemplar hembra proveniente del mismo lote de semillas, llevando a cabo un F2. Excepto en el caso del F2, la idea era valorar en qué medida se hacía presente el macho y cómo las características de las hembras predominaban sobre las que aportaba CBD α, o viceversa.

Diferentes F2 (1)

Diferentes cruces F2

A grandes rasgos y sin intención de profundizar excesivamente en cuestiones de crianza, los F1 son ejemplares resultantes del cruce entre dos variedades puras. Estas semillas son fuertes, vigorosas y productivas debido al proceso de hibridación y la distancia genética que hay entre los parentales.

Si cruzamos entre sí dos F1, obtenemos un F2. Estos cruces darán como resultado un 50% de semillas parecidas a los parentales y un 50% de semillas con caracteres intermedios. Además, no tendrán el mismo vigor híbrido que sus predecesores y, por lo tanto, serán plantas con un potencial productivo menor.

Sin embargo, no son pocos los criadores que actualmente están realizando F2 para rescatar a alguno de los parentales que dio lugar al F1 y, precisamente, ésta era nuestra intención.

Pues bien, una vez obtenidos los resultados de estos primeros cruces, comenzamos a testear las semillas. En un principio no advertimos ningún problema, sino más bien al contrario. El cruce entre CBD α y nuestra Big Bud CBD nos encandiló por completo. Plantas homogéneas y productivas, con porcentajes variables de THC:CBD en la descendencia y un olor afgano, con toques a pepino, que nos recordaba a los mejores ejemplares índicos que habíamos cultivado. Se trataba de una genética de apariencia híbrida, con un corto periodo de floración y un efecto variable. Creímos que a la gente le gustaría tener a su disposición esta variedad, especialmente por cuestiones de selección y crianza y, después de probar algunas decenas de ejemplares y sentirnos satisfechos con el resultado, decidimos dedicar un armario a producir semillas. Era la primera variedad regular con porcentajes de THC:CBD variables que realmente quisimos producir en una cantidad mayor. La llamamos Pepi por ese característico toque a pepino fresco que rezuma recién cortada.

Mientras esto ocurría, seguíamos testeando el resto de variedades cruzadas, confirmando que el macho estaba muy presente en todas ellas. En prácticamente todos los casos, especialmente con Cannatonic, Juanita y con el F2, había ejemplares resultantes que no nos convencían. Los eliminamos y analizamos el contenido de cannabinoides para continuar trabajando con ejemplares seleccionados que sí nos habían gustado.

A bote pronto encontramos una considerable variabilidad en los contenidos de THC:CBD en las diferentes descendencias, lo que hizo que nos centráramos en seleccionar aquellos ejemplares con un mayor contenido en CBD. Continuamos cruzándolos y retrocruzándolos entre sí, para intentar fijar esta característica.

Pepi (3)

Pepi

Hermafroditismo inesperado

Hace algo menos de un año tuvimos nuestro primer contratiempo serio. Estábamos testeando los resultados de estos cruces y algún que otro cruce nuevo, de segunda y tercera generación, cuando, poco antes de llevar a cabo la cosecha, percibimos que algunos ejemplares estaban polinizados y habían comenzado a desarrollar semillas en sus cálices. Aquí comenzó el jaleo.

Lo primero que hicimos fue observar detalladamente cada ejemplar que había en el armario. No encontrábamos las flores macho por ningún sitio. Una vez estuvieron secas, volvimos a mirar cada parte de los cogollos sin encontrar ninguna explicación lógica al respecto (cuando las flores están secas resulta mucho más sencillo encontrar eso que vulgarmente denominamos “platanitos”).

Como en aquel armario también había algunos ejemplares sin CBD que habíamos feminizado para testearlos, atribuimos el hermafroditismo a los mismos y continuamos con nuestras labores. Sin embargo, hace unas semanas se confirmaron algunas de nuestras sospechas.

No habíamos encontrado las flores macho pero seguíamos conservando dudas. No queríamos continuar trabajando con algo que no sabíamos al 99% (podremos fundamentarlo al 100% cuando dispongamos de unas instalaciones y espacio acordes a la tarea) que se trataba de un material genético adecuado. Así que llevamos a cabo dos cultivos diferenciados, en entornos que no tenían mucho que ver, y les provocamos diferentes tipos de estrés a los ejemplares resultantes del cruce de CBD α con ejemplares que también contenían cannabidiol. Desde estrés hídrico hasta estrés lumínico, pasando por estrés alimenticio y climatológico. Et voilá! Las flores macho comenzaron a aparecer por doquier.

Como las flores macho salieron en prácticamente toda la descendencia femenina de los cruces (aunque no en todos los ejemplares, ojo), estábamos prácticamente seguros de que el problema estaba en el macho.

Después de más de tres años cultivando y seleccionando variedades ricas en cannabidiol, y de dos años cruzándolas entre sí y analizando decenas de ejemplares resultantes, teníamos que tomar una decisión drástica: había que comenzar otra vez.

Aunque hemos seleccionado un ejemplar de Pepi (entre casi un centenar de pruebas), por su fortaleza, cantidad de CBD y su bien definida sexualidad, que no ha cedido ante ninguna inclemencia, y también hemos hecho lo propio con uno de los F2, el resto de semillas y genéticas vivas han sido descartadas. Miles de semillas, decenas de ejemplares y muchos meses de trabajo se han ido directamente a la basura.

Como probablemente haya alguien que se esté preguntando ¿pero por qué no seguís trabajando con los ejemplares que no han desarrollado hermafroditismo para sacar esta característica del batiburrillo genético?, diré que no tenemos ni los medios ni la capacidad para llevar a cabo esta tarea. Los ejemplares que llegan a nuestras manos en forma de semillas tienen un pasado incierto que nunca está del todo claro (aprovecho para señalar que comienza a ser imprescindible que las casas de semillas hablen abierta y específicamente sobre la ascendencia real de sus semillas, pues el cultivador tiene derecho a saber qué es exactamente lo que está cultivando), y nosotros no estamos capacitados para no sólo descubrir los problemas intrínsecos de esa crianza, sino para aislar el hermafroditismo de la ecuación.

Pepi (1)

Volver al principio

Después de hablarlo con calma, decidimos conservar estos dos magníficos ejemplares para poder trabajar con ellos en un futuro (esperemos) no muy lejano y, por ahora, mientras dispongamos de unos recursos y tiempo limitados, trabajar exhaustivamente en seleccionar nuevos ejemplares que no arrojen hermafroditismo.

También le hemos dado muchos vueltas a este artículo por el delicado tema que trata, pero como nos habíamos comprometido a hablar de los resultados de estos dos años de cruce y crianza, estábamos en deuda con vosotros. Además, creemos que este contenido puede ser de utilidad para otros seleccionadores y criadores de CBD que, al igual que hará CBD-rich.org de ahora en adelante, deben tener especial cuidado con el potencial hermafroditismo de los ejemplares con los que estén trabajando.

La verdad, queridos lectores, ha sido una difícil decisión, pero tenemos la suerte de no depender de objetivos impuestos, de fechas, de la necesidad de rentabilizar nuestros esfuerzos o mercantilizar nuestro trabajo. Sí, ha sido un palo tener que deshacernos de todas esas genéticas y tener que empezar de nuevo el trabajo de selección, pero, para ser sinceros, estamos gozando considerablemente del regreso a los comienzos. Todo aquel peso derivado de la crianza, aquella responsabilidad, se ha transformado en ilusión. Tenemos un sinfín de genéticas ricas en CBD que han llegado hasta nuestras manos y el agradable trabajo de testearlas y seleccionarlas por delante.

No es un adiós, es un hasta la vista. Deseadnos suerte.

Otoño de 2016