por Xos /
Aunque parece evidente que, entre las variedades de cannabis con altos contenidos en CBD, aquellas con una ratio 1:1 estable se convierten en el tipo de marihuana más adecuado para las personas que sufren una enfermedad que mejora con el CBD y no quieren exponerse a grandes cantidades de THC, se han ganado simpatizantes y escépticos entre el consumidor recreativo. Sin ir más lejos, las personas que formamos CBD-rich llevamos meses discutiendo sobre los pros y contras de las supuestas “variedades medicinales”.
Por fin se empieza a hablar del suave efecto psicodélico de este tipo de marihuana; un suave que puede volverse inapreciable si la persona que lo consume tiene una consolidada tolerancia al THC. Hasta ahora era algo que no se hacía suficientemente evidente en las descripciones de las variedades. Quizás por el miedo a que los usuarios, inexpertos, no supieran apreciar su efecto.
Siempre se hizo hincapié en sus virtudes, que son muchas y muy abundantes (es sedante, antiepiléptico, antidistónico, antiemético, antiinflamatorio, ansiolítico, antipsicótico…), y se informa de su capacidad para controlar efectos indeseados del THC (taquicardia, ansiedad o miedo), pero no suelen decir “si lo que te gusta es una buena sativa, es muy probable que creas estar consumiendo otra sustancia” o “no busques el efecto de una potente índica, porque aquí no lo vas a encontrar”.
Este es el principal contra argumentado por el cultivador/consumidor que no busca un efecto paliativo y quiere colocarse de forma intensa y evidente. Y es que no, pese a la preconcepción que tenemos al respecto, el CBD no nos deja tirados, ni provoca un efecto eminentemente narcótico. Sino que es el CBN el que provocan pesadez y letargo.
Cogollo de Kush. Sus efectos son muy diferentes a los de variedades 1:1
Esto no quiere decir que el efecto de las variedades 1:1 no sea único y complejo. Todos aquellos que llevamos unos años degustando genotipos y fenotipos nos hemos maravillado al descubrir algo tan nuevo y prometedor en variedades fotodependientes. Después de la avalancha autofloreciente y el evidente paso atrás en lo que respecta a homogeneidad y estabilidad de las nuevas genéticas que se apoderan del sector, las variedades con altos contenidos en CBD son una bocanada de aire fresco y una alentador camino hacia una pluralidad genética de calidad.
Debido al poco tiempo que llevan en el mercado, casi nadie puede considerarse un experto a la hora de juzgar el efecto de estas genéticas. Lo cierto es que si se prolonga el consumo a lo largo del día y no se mezcla con otros tipos de cannabis o hachís, muchos coincidimos en que la 1:1 es elevada, eficiente, optimista y, sobre todo, produce sensación de alivio y liviandad. Prácticamente todos las personas que la han consumido entorno a mí, incluso aquellas que no fuman hachís o cannabis habitualmente, han afirmado que se sienten ligeros y a gusto, sin paranoias ni efectos excesivos.
Y es precisamente en este punto donde se evidencia que el cannabis 1:1 tiene un enorme interés comercial y va mucho más allá de los consumidores medicinales: contempla a otro consumidor potencial, aquel que ha dejado de fumar después de experimentar sensaciones desagradables, el que sólo fuma hachís o el que simplemente no fuma marihuana debido al efecto, muchas veces excesivo, de la mayor parte de variedades comerciales y trapicheadas.
Para todos aquellos que disfrutaban del munchies y el risueño transcurrir del colocón pero han tenido una mala experiencia, las variedades ricas en CBD pueden convertirse en un placentero reencuentro con el cannabis. Es sólo cuestión de tiempo que cualquier persona sepa reconocer las evidentes diferencias con el dominante cannabis comercial y se popularice el uso de la ratio 1:1, la 2:1 o la 3:1 (estas dos últimas más apropiados para el insatisfecho consumidor recreativo).
Es importante dejar claro que hay quien no ve el potencial económico de estas semillas. Algunos de mis allegados consideran “la fiebre CBD” un torpe intento de convertir algo destinado al consumidor que palía dolencias en el producto estrella de un negocio fundamentado en cultivadores recreativos, que en su mayor parte buscan efectos psicoactivos y evidentes.
Yo, por el contrario, sí creo que existe un gigantesco mercado que acogerá, tarde o temprano, a las variedades con altos niveles de CBD, y también creo que no tardaremos en juzgar adecuadamente estas exquisitas genéticas. Pero lo más importante es que las ratios 1:1 abren una nueva e importantísima puerta, una que nos acerca a la normalización a través de efectos que implican menos compromisos, menos riesgos y viajes mucho más seguros, especialmente para aquellos que aún no conocen el cannabis.